Hoy vamos a plantear una cuestión que en algún momento todo Gerente o Responsable de una organización, se ha planteado: tengo la necesidad de incorporar un nuevo recurso a mi organización y he de decidir si acometer el proceso de selección de manera interna o bien externalizarlo.
Pues bien, no hay respuesta única, como tampoco hay una respuesta absoluta y válida para todas las Organizaciones, y a más, tampoco la misma respuesta dentro de una Organización es válida para todas las situaciones.
El temor más frecuente para no externalizar un proceso de selección, es decirnos: “mejor que yo nadie conoce mi Organización y peculiaridades”, y esto es muy cierto, pero también cierto es, que ese conocimiento, y precisamente por ello nos empapa de determinados prejuicios que pueden empañar el proceso de selección.
No queremos decir con esta reflexión que todo proceso de selección llevado de manera interna está abocado al fracaso, todo lo contrario, pero sí es conveniente realizar una llamada de atención hacía nosotros mismos, y explorar otras vías.
Por lo tanto, ¿qué ventajas me puede ofrecer externalizar un proceso de selección?
La primera de ellas, económica, sí, parece paradójico, la respuesta inmediata, es, “tengo que abonar el proceso de selección”, claro está, pero nos estamos fijando sólo en el coste directo de ese proceso de selección, ahora bien, ¿hemos valorado cuánto nos cuesta, económicamente un proceso de selección interno? Como primer coste y más inmediato, tenemos que publicar el perfil en algún canal de empleo, o cada vez menos utilizado, prensa escrita, a partir de ahí, hemos de filtrar las candidaturas que nos llegan, es decir, tenemos que invertir un tiempo en leer las candidaturas que nos lleguen, paso siguiente, contactar con los candidatos, realizar, aconsejable, una pequeña entrevista telefónica, en la cual habremos de valorar si efectivamente el candidato/a está interesado, si el perfil aparente es lo que estamos buscando y si realmente está interesado en nuestra oferta.
Hasta aquí, tenemos un coste directo: publicación del anuncio, en función del medio elegido, el coste variará y varios costes indirectos, intangibles, que precisamente por ser intangibles, son más cuantiosos que el propio coste directo de la selección: valore el tiempo, cuántas horas le va a llevar filtrar los cv, contactar con los candidatos, entrevistas…. Si somos capaces de valorar estos costes nos sorprendamos del coste de oportunidad que esto supone.
Si además, destinamos un recurso interno de nuestra organización al proceso de selección, cuando éste no sea su cometido habitual, estaremos o bien sobrecargando de trabajo a este colaborador, le estaremos poniendo probablemente en la tesitura de realizar unas labores para las cuales no está preparado y dejará de hacer las tareas que tenga efectivamente asignadas.
Mas allá del coste de oportunidad, hay un elemento que se ha comentado al inicio de este post, y es que, cuando estoy metido en mi propia Organización, a su vez, esto me lleva a tener una serie de prejuicios inevitables, de los que difícilmente vamos a ser capaces de desprendernos en la entrevista, y esto traslado al proceso de selección
En relación con lo anterior, puede producirse el llamado “efecto espejo”, si el candidato/a muestra una faceta en la que me veo reflejado/a, voy a tender a validar a ese candidato, cuando quizás lo que necesite mi organización para crecer es incorporar un “contrapunto” a los perfiles que están en la Compañía.
Externalizar el proceso de selección tiene otra ventaja añadida, la mayoría de los proveedores de selección de personal, “garantizan” a sus candidatos durante un período de tiempo previamente pactado, incluso ofrecen la “reposición” de los mismos, con lo cual, nos aseguramos que en el caso no deseable de no adaptación del candidato, nuestro proveedor de selección, va a reiniciar el proceso de búsqueda.
Por lo tanto, sin tener una solución universalmente válida, si no se ha planteado todavía la externalización de los procesos de selección, repase los argumentos expuestos y en la próxima ocasión que tenga que acometer un proceso de selección, valore la posibilidad de confiarlo a terceros.