En los últimos tiempos, probablemente a consecuencia de la crisis económica, se ha popularizado y se escucha cada vez más en los medios el término Concurso de Acreedores, figura jurídico-mercantil a la que acuden un número creciente de empresas.
¿Qué es el Concurso de acreedores y para qué sirve? Se trata de una herramienta legal a la que pueden, y normalmente deben acudir las empresas -sean personas físicas o jurídicas- que se encuentren en dificultades de poder atender sus pagos. Sirve para ayudar a las empresas a intentar la continuidad del negocio, y a afrontar las deudas contraídas con los acreedores de la forma más planificada y ordenada posible.
Todos los días surgen empresas exitosas, pero también empresas que por imprevistos o por fallo del plan de empresa, se encuentran con dificultades económicas que les impiden atender de forma generalizada a sus obligaciones de pagos.
En ese caso el empresario no debe dudar: o hace frente al problema financiero con recursos propios (aportaciones de socios, etc.) o tiene la obligación de solicitar Concurso de Acreedores dentro de los dos meses a contar desde el momento en que tenga pleno conocimiento de su insolvencia.
En caso contrario, el empresario o los administradores societarios corren el riesgo de incurrir en responsabilidad personal frente a los acreedores.
En definitiva, el concurso facilita destinar los ingresos de la empresa a continuar la actividad ordinaria sin pagar la deuda generada hasta que se declare judicialmente el concurso, y el convenio acordado con los acreedores.
¿Como se solicita el Concurso? La presentación de un concurso de acreedores ante el Juez de lo Mercantil requiere estar debidamente asesorados por abogados especializados en la materia, que preparen adecuadamente la documentación, y nos asesoren durante el desarrollo del procedimiento.
Si la viabilidad de la empresa deviene imposible, entonces la empresa se liquidará y el resultado de sus activos se repartirá proporcionalmente entre los acreedores, quedando extinguida. En la fase final del concurso, se examinará la responsabilidad que hubieran podido tener el empresario o los administradores.
En definitiva, esta figura se constituye en una oportunidad que la Ley da a las empresas en dificultades financieras, cuyo régimen deberá conocer a grandes rasgos todo empresario, no sólo para aprovecharse de sus beneficios, sino también para evitar posibles responsabilidades personales.
José Angel Hernando
Asesoría Jurídica